El tema de
mi nuevo trabajo para una asignatura trata sobre las relaciones tóxicas. Y
muchos de vosotros os preguntaréis qué es, pero posiblemente, estáis viviendo
una sin daros cuenta siquiera o puede que sea parte del pasado.
Una relación
tóxica es aquella en la que se sufre más de lo que se es feliz. En una
relación, ya sea de pareja o de amigo, lo que debe predominar es la felicidad,
el amor, los buenos momentos, la confianza…Si sólo existe la tristeza, la
culpabilidad, las peleas y todos o la mayoría de los momentos son malos,
cuidado, puedes estar en una relación malsana.
Todos,
(sobre todo las chicas), nos hemos sentido atraídas por el típico chico malo,
aquel que estaba con un montón de chicas, sin enamorarse. Quien no quería ser
la chica que por fin camelaba a ese chico, la que hiciera que se enamorara de
ella, pero ojo, no por estar enamorado va a tratarte mejor que a las demás.
Lo que más
mueve este tipo de relación es el deseo por cambiar a esa persona, ser tú el
motivo por el cual él o ella quiera ser mejor, más amable, cariñoso…Pero eso es
tarea de uno mismo.
Hace poco,
leí una saga que me ha enseñado bastante sobre este tipo de relaciones. La
persona que está “intoxicada”, es decir, la “víctima” en este tipo de
relaciones hace lo que esté en su mano por cambiar a esa persona, para que sea
como de verdad lo quieres tú. Tolera todo tipo de comportamiento con tal de
recibir algo de cariño, perdona lo imperdonable por no darle fin a esa relación
ya que pueden llegar a ser adictivas. Muchas de las personas “tóxicas” te hacen
pensar que sin él no vales nada, te alejan de los que más quieres por celos o
mismamente eres tú la que te alejas por no empezar una discusión.
Para salir
de este tipo de relaciones, lo primero que tenemos que tener claro es que no
podemos ser los salvadores de nadie. Es imposible cambiar a una persona que no
quiere cambiar, el primer paso lo tiene que dar él o ella. Lo más importante en
una relación es el respeto mutuo, nadie tiene más poder sobre el otro, es una relación
de igualdad. No debe alejarte de tus seres queridos, ni quitarte tu autonomía.
Eres libre de tomar tus propias decisiones, no tienen por qué cortarte las
alas.
Y, si de
verdad queremos salvar a esa persona tenemos que hacerle ver que tiene un problema,
que no tiene que ser una relación abusiva en la que uno tenga todo el poder
sobre el otro. Una vez que se dé cuenta, podrá cambiar, mientras tanto, solo
nos estamos destruyendo a nosotros mismos por algo que solo nos va a hacer
felices a rato.
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